A media tarde ha entrado más gente al Bar. A conocerlo un poquitín. Y claro a éste nuevo cliente le ha gustado bastante. Ha influido una cosa, que justo cuando entraba él -amante del ciclismo- estaban discutiendo sobre el próximo Tour.

Aquí un servidor, mientras preparaba unos cafés, no confiaba en el Séptimo de Armstrong. Hay que decir que tampoco confiaba en el sexto y que temía al quinto. Para mi no tiene el carisma de los ciclistas antiguos aunque tampoco tengo claro que es eso del carisma. Soy de aquellos que cree que cualquier tiempo pasado siempre fue mejor y de los que acaba comparando lo actual con lo ajeno quedándose con lo segundo. Tendrán que pasar veinte años para que le reconozca el mérito. Eso siempre me pasa.

Volviendo al tema del Tour, a parte de la corazonada, soy de los que me suscribo a la teoría que dice que no bastando con la presión de ganar otro Tour el americano la aumentado al colocarlo como punto final de su carrera. Sinceramente, a mi me parece casi imposible. Creo que cuando esté a mitad del Tourmalet y vea que le comienzan a atacar tirará la toalla, dirá "¿Vale la pena sufrir si pasado mañana ya no cogeré más una bici?". Seguramente otra gente pensará que el hecho que sea su última carrera es lo que hará que la gané, lo que le hará ser más leyenda. Le dará la motivación pensar que es el úlitmo empujón final y que sólo por eso merece la pena acabar por la puerta grande.

Si hubiera sido el me hubiera retirado más que nada porque la última impresión es la que vale. Me dió lástima como acabó Indurain en su úlitmo Tour. No se lo merecía. Y sin embargo ha provocado que cada vez que piense en él le vea con la lengua fuera y con un Riis como una moto por delante de él. Por cierto, tampoco entiendo las declaraciones de Indurain de hoy atacando la decisión de Armstrong y criticando las presiones de su nuevo equipo. Indurain nunca ha sido de estos. Si por algo se caracterizaba era por su prudencia y por su elegancia. Espero que él no se convierta en una de esas viejas glorias -tipo Pelé- que acaba creyéndose el ombligo del mundo.

Por cierto, que al cliente le puse sólo agua pero ya le he reservado unos asientos cómodos para que se pase más a menudo.

Escrito por por Anónimo el 20 abril 2005.
Compartir ésta noticia :